Cuestión de piel...

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Parece que el verano incentiva la estupidez.
No es complicado llegar a esta conclusión, por ejemplo, la música que se escucha en muchas emisoras radiales, suena con acordes sonsos, reiterativos y sin el más mínimo sentido de lo musical.

A nadie le importa mucho nada.
El verano impondría su voluntad para que todo sea "liviano" y sin demasiado análisis; ahí van los que con sus vacaciones a cuestas y con sus ropas de "descanso", escapan de la ridiculez por muy poco...
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En realidad, lo que más me subleva por estos días, es esa insistencia en vender anatomía femenina en "fetas", en trozos, por "sección" y con descaro, como si en ello les fuera la vida.
Cómplice de esto también, está nuestra amiga la TV, sin dudas.

Esto trae la postal cotidiana de los caballeros babeándose, mientras observan a las damas con poca ropa y poca vergüenza.
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Pues, como diría mi madre: -"¡¡Si así se visten un martes por la mañana, como será un sábado a la noche!!". Ella tal vez, pecando de cándida, suponía que había tiempo y espacio para cada atuendo, creo que no andaba tan errada...

El verano y el calor parecen vender mujeres por kilo y ¡¡están de oferta!!
Verlas en las playas obviamente, sería lo común, pero ¿y en un supermercado, feria, shopping, y por las veredas lejanas al mar o la pileta, qué?
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Con tangas microscópicas deambulan al grito de: "-Todos los hombres son unos asquerosos ¡¡mirá lo que me dijo ese descaradooo!!- dicen las féminas que, estando a dos centímetros de la completa desnudez, se espantan de las hormonas hirvientes de los machos.

¡¡Mujer, rescatateeee!!
Vender "piel" en exceso, ¿marca la diferencia?

Tal vez sea el calor que me pone a pensar estas cosas; tal vez debería ponerme a escuchar música "sonsa de verano" para sobrellevar estos tiempos y así, tal vez, solo tal vez... me importe un comino todo.
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Por más que sea verano, ¡¡tampoco la pavada!!
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