domingo, 1 de noviembre de 2009

Una vida propia*

Se terminaron los pañales, se acabó el jardín, terminó la primaria... De golpe te das cuenta de que tu hijo es adolescente.

Emocionante, desgastante, cansador... Las discusiones y peleas se multiplican, el humor no alcanza y el amor... Glup. Sí lo amo, es mi hijo, pero ¿quién es? Esa personita que parecía requerir de todo nuestro tiempo y nuestro abrazo creció y no nos da ni un tercio de pelota. De golpe quiere estar solo, ¿es que de un momento a otro estamos de más?

Pero sobre todo, ¿qué pasa con nosotras cuando los hijos crecen? De golpe parece que nadie nos necesita, y nos encontramos como desnudas en medio de una plaza. Nos damos cuenta, tal vez, de que durante los años de infancia de los chicos prácticamente lo único que hicimos fue... criar chicos: correr del cole a un cumpleaños, llevarlos al pediatra, ir a la plaza, organizar cumpleaños, hacer de enfermeras...

¿Y yoooooooo?

Las que ya hemos pasado con más o menos turbulencias esta etapa de los hijos sabemos ya que "nada es lo peor". Pero aquellas que están transitando por ese momento, simplemente, muchas veces tienen ganas de desaparecer.

El crecimiento de los hijos (y la creciente independencia que adquieren) nos brinda otra oportunidad: la de hacer la nuestra, de darnos cuenta de que tenemos una vida, y que tenemos que hacer algo (más, mucho más) con ella.

Buscar nuevas inquietudes, salir más, aprovechar de otra manera el tiempo.

No somos nuestros hijos, y ellos no son nuestra vida. Si hasta ahora no nos dimos cuenta de que somos mucho más que madres, llegó el momento.

Nadie dijo que fuera fácil. De alguna manera, es una separación. Los pibes empiezan también a darse cuenta de que tienen una vida, y quieren hacer 800 cosas por segundo con ella.

Y nosotras ya sabemos que no se pueden hacer 800 cosas por segundo.
Con buscar una que nos permita disfrutar y seguir creciendo, más que suficiente.
Aunque tengamos que probar 800 cosas hasta encontrar la que nos guste.

* Esta entrada me la inspiró Yo, la peor de todas, que anda pasando por un momento más o menos como este que describo...

17 comentarios:

Anónimo dijo...

esta entrada tiene que ver mucho con lo que acabo de postear en mi blog...

lo maravilloso de ser padre, aunque a veces sea frustrante, pero maravilloso...

la primera cancion de mi blog, habla pecisamente de esto...

"negra" de pancho teran... escuchenla...

laura dijo...

no puedo opinar del tema pq no tengo niños pero aporto solamente que cuando una es adolescente lo que menos cree es que su madre ya no sirve...en realidad no piensa ni eso ni nada.

dijiste bien, enfrenta a diario un torbellino de cosas nuevas y obviamente quiere y cree que las puede resolver sola

bueno, mi paso hoy es más que nada para acompañarlas en este blog que me encanta leer

besos

Milenius dijo...

Guambra: allá iré a leerte (y a escuchar).
Sí, ser padres es maravilloso y frustrante a veces. Pero, creo yo, sobre todo es maravilloso.
Saber que ponés a alguien en el mundo, y educarlo para que sea una buena persona, ante todo (bueno, esto es lo que vale para mí, cada uno educa según sus valores), es un desafío importantísimo.
En mi opinión, la verdadera revolución está en la educación.
Un beso y gracias por pasar y opinar.

Milenius dijo...

Laura: es cierto. El otro día hablaba de esto con mi sobrina, que ya tiene un nene, y me decía "y pensar que yo creía que mi papá era un hincha pelotas. Ahora me doy cuenta de que no era nada hincha pelotas. Es mucha responsabilidad, y uno nunca sabe si está haciendo las cosas bien".
Un beso grande y gracias.

laura dijo...

mirá, a mi me criaron mis abuelos, mejor dicho a mí y a mi hermano asiq, pensá que si una madre puede resultar hincha pelotas...la diferencia de edad con la abuela deberia acrecentar ese pensamiento y sin embargo es lo que dije antes y lo que confirmó tu sobrina.

si bien en el momento todo lo que te digan te jode, no te jode pq viene de mamá o en mi caso de mi nonna, te jode pq una está en la suya y generaliza opinion sobre los mayores.

después se crece y empieza la "nivelación automática" y se entienden tantas cosas.

lo de la responsabilidad me parece que pasa porq se es buena persona y se desea lo mejor pero no avala que siempre hagas las cosas bien

pero como decía mi mamá los chicos deberían venir con un manual bajo el brazo y sabés, ni siquiera eso aseguraría que estas haciendo todo bien (o casi todo)

besos

Rosana Colombo dijo...

Gracias Milenius, lo que menos pensaba en estos dìas en que me enfrasquè en mis frustraciones es que iba a servir de inspiraciòn para alguien.
¿Puede que te quite el sueño?, ¿que no tengas ganas ni de arreglarte?
Tenès toda la razòn del mundo y creo que en principio, tengo que dejar de soñar con un alguien que yo inventè en mi mente, alguien que se convirtiò en adulto con un montòn de valores que le inculcamos, pero por suerte resultòn una persona con pensamiento individual y no copia el molde que deseàbamos que sea, el tema es que tenemos que terminar de conocerlo, porque a veces, realmente, parece un extraño y a veces vuelve a sonreir como en el cuadrito de la comuniòn.
Gracias amiga, creo que lo importante es que tengo ganas de salir, de volver a ser YO,la , NI LA peor ni la mejor, simplemente Yo.

La candorosa dijo...

Muy buen tema el de hoy, pues es un tema que deberían tener presente muchas mujeres y mucho antes de ser madres!!
¿Por qué?, porque tener un hijo cambia la vida ¡¡por completo!!; modifica el eje de todo ser humano y en particular el de las mujeres.

Lo fundamental es: nunca olvidarse de si mismas mujeres!!
A los hijos les damos todo, pero siempre SIEMPREEEE (¿escucharon?) siempre hay que guardar para una misma: tiempo, tranquilidad, paciencia, alegría, esperanzas, proyectos, ideas... todo lo que a una persona le pueda interesar, ya que cuando un hijo crece y remonta vuelo -esto para muchas mujeres que se olvidaron de sí mismas- ¡¡puede ser fatal!!

Ver a nuestros hijos encarando la vida, con sus energías ¡¡con todo lo que le supimos transmitir al criarlos!! es una experiencia maravillosa...
Ver como abren su camino, aunque existan fracasos pues ¡¡todo se trata de vivir!!

No olvidemos que nuestros hijos siempre -aunque a veces no lo parezca- están atentos a nuestros gestos, actitudes... sentimientos, y si nos notan tristes por verlos alejarse del hogar, para ellos podría ser frustrante!!

Por ello -y porque tengo una hija que ya lleva 3 años con su vida independiente!!- les aconsejo, ¡¡nunca se olviden de ustedes mujeres!! Pues esto será lo que las ayude a sobre llevar la vida con los hijos lejos de casa!!!

Besotes y candores!!

PD: disculpe que me extendí doña Mile!!!

Milenius dijo...

Laura: ¡uy, sí...! A mi también me crió un abuelo, y más de una vez me parecía totalmente un extraterrestre... Y mi mamá me tuvo muy grande, así que te entiendo perfectamente.
El otro día lo hablábamos en otro blog: por más que uno piensa ahora que no los escuchaba, que no les daba ni bola, algo asimiló. Al menos yo pienso eso con respecto a mis ganas de progresar, de trabajar, de ser independiente. Al igual que mi nariz o mis caderotas, no nacieron de un repollo. Alguien me inculcó todo eso, así que hoy estoy agradecida.
¡Si vinieran con manual, sería como los manuales de los electrodomésticos de ahora! No se entendería un pomo y terminaríamos llevándolos a la garantía cada dos meses...

Milenius dijo...

Yola: de nada, de nada.
Puede que te quite el sueño, puede que... ¡¡¡todo!!!
Al menos podés tener episodios así, y si en lugar de episodios, la costumbre "se instala"... bueno, estás haciendo terapia, así que sabrás tomar recaudos.
Para ellos dejamos de ser superhéroes, y ellos para nosotros también dejaron de ser "los superchicos" que todo o casi todo lo hacían bien, que nos escuchaban y nos hacían caso. Así que se convierten en desconocidos...
¡No es fácil, pero te puedo asegurar que se sobrevive a la adolescencia de los hijos!
Te mando un abrazo grande.

Cris dijo...

Miniyó tiene ahora 9, y me da un miedo que pasen unos pocos años más...

Besitos!

Sergio Berton dijo...

Que tema muchachas!

No puedo acotar demasiado ya que los míos son pequeños, pero ya empiezan con sus berrinches y uno tiene que actuar para que no se conviertan en algo que no deben.

Seguramente, y lo pienso constantemente, un día lleguen las peleas con los chicos que dejen de ser chicos y seré yo el objetivo del rencor porque se convertirán en hombrecitos que quieren imponer sus ideas.

Y duele un poco de solo pensarlo, pero ni se puede evitar ni conviene hacerlo.

Esperaré a que todo lo que les enseño sirva para que crezcan felices y sean respetuosos aún en las disputas.

Saludos y a no desanimarse!!

Milenius dijo...

Cris: ¡¡¡decile a Miniyó que se quede asíiiii!!!

besos

Milenius dijo...

Sergio: si sos padre, en algún momento vas a ser "objeto de odio", no hay nada que hacerle. Pero quedate tranquilo: lo que les enseñás nunca pasa de largo.
Y después, también la adolescencia tiene su encanto. Uno les tiene mucho miedo a los adolescentes, y cuando habla en profundidad con ellos, te puedo asegurar que te enternecen cuando ves todos los miedos que ellos tienen... Saber darles la mano en ese momento es un gran logro. ¡Estoy segura de que vas a poder!
Un beso, Sergio, gracias por pasar.

La candorosa dijo...

Oiga, a mi no me piensa contestar!!

Ya me ofendí!! (?)

Besotes!!

Milenius dijo...

Candorosa: le pido... no mil disculpas, sino un camión, vea.
Le cuento, antes que nada, que mi conexión en casa anda para el mismísimo demonio, y recién hoy a la mañana pude ver mis mails en el trabajo. Como gmail agrupa los mensajes, ¡solo vi el de Sergio! Recién me llega su razonable queja, y aquí paso a contestarle:

No es por halagarla luego de lo que puede parecer indiferencia de mi parte, pero usted tiene toda la razón del mundo. Es cierto que los chicos llenan enormes espacios de nuestra vida con la suya. No se trata solamente de sus innumerables demandas, sino también de algo tan bello como el hecho de que están en pleno crecimiento, aprendiendo mil cosas a la vez. Eso requiere tanto de nosotras (no solo a nivel psíquico sino también físico) que a veces no nos queda tiempo ni de mirarnos al espejo. Creo que, a medida que van creciendo, una buena opción es ir ayudándolos a cortar el cordón (que ya sabemos que se estira, y mucho). Y una buena manera de hacerlo es tener siempre un proyecto propio a mano. Dejarnos de lado "porque yo por ellos lo doy todo" es tan dañino como no ofrecerles ningún lugar. Sobre todo por eso que usted tan bien dice: vernos mal también influye en sus propias decisiones. Asi que, siempre, siempre, deberíamos tener un espacio íntimo, propio, dedicarnos tiempo a querer cosas nuevas.

Y no me pida disculpas por la extensión, porque este es un lugar de todo aquel que quiera comentar, para decir lo que quiera, en la cantidad de líneas que se le ocurra.

Le mando besos y mil perdones otra vez.

Abrujandra dijo...

Edad límite...cinco años, después ¡a un internado!, después...¡que nos paguen el geriátrico!.

Milenius dijo...

Abru: en la pubertad, ¡¡¡entregarlos en adopción!!!

ah, cierto, a esa edad ya nadie los acepta...

besos