miércoles, 25 de noviembre de 2009

La mujer invisible

Como ya les conté, estuve en Jujuy (chivito: hay fotos subidas en mi picasa, por ahora dos álbumes, pronto habrá más).




Es una felicidad poder conocer algo más de este bellísimo país que -cosas de la vida, de la economía, de la eterna crisis que por una u otra razón siempre parece a punto de estallar- se nos hace tan difícil de recorrer a los propios argentinos. Me da bronca ver tanto europeo para quien lo que paga por cualquier cosa es poco y nada, cuando para nosotros todo es muchas veces muy pero muy caro...




Pero, en fin, pude hacerlo, y tengo los ojos llenos de montaña, la cabeza oxigenada (y no me decoloré, lo juro) y la neurona descansada.

Ahora... hay algo que me llamó poderosamente la atención: por estas zonas, las mujeres somos prácticamente invisibles. Cada vez que subí o bajé de un micro, cada vez que entré a un negocio, como es mi costumbre aquí, allá y en cualquier parte, saludé: "Buen día", "Buenas tardes". Si quien me atendía era una mujer, la respuesta era pronta y amable. Ahora, si era un hombre... la mayoría de las veces no recibía respuesta.


Cuando era chica, era sumamente tímida, y era verdad que muchas veces hablaba y no se me escuchaba. Pero ya grande, muchas de esas timideces fueron superadas y, más allá de que muchos me digan que tengo una voz un poco aniñada, en general, se me escucha. Pero allá no. Es más, si estaba junto a R., saludaba yo y la respuesta era un silencio absoluto. En cuanto saludaba él, "buenos días, señor", "buenas tardes, señor", "de nada, señor"; la respuesta no se hacía esperar.

Se lo comenté a Tina, oriunda de esos lares y actualmente esposa de Emilio, un amigo de R. que se mudó a Jujuy hace aproximadamente un año. Ella no se asombró ni un poco, y agregó: "yo vivo acá desde que nací, y siempre fui Tina. Ahora soy la esposa del doctor".

Las mujeres cargan con hijos y bolsos, dirigen pequeños rebaños, atienden negocios, venden artesanías o comidas hechas por ellas, andan, andan, andan... Nunca vi tantas mujeres trabajando. Y sin embargo, estoy segura, son casi invisibles. 




Más de una vez me enojé; ahora comprendo. Pero no me gusta ni un poquito, qué querés que te diga.

8 comentarios:

laura dijo...

sabes? aunque te enoje tanto europeo como vos decís, ellos no son los culpables, ellos viajan y disfrutan, el problema es otro...pero creo que ya lo sabés

y lo de las "invisibles", es otra de las arcaicas diferencias que existen aún entre nuestra city y los pueblos o provincias del país.

Aunque una reniegue o proteste por muchas cosas no se puede dejar de reconocer que aqui en Baires, por loco que suene, las mujeres hemos conseguido que nos "vean", que nos tengan en cuenta y no pasamos desapercibidas

Milenius dijo...

Hola, Laura: sí, totalmente de acuerdo. La culpa no es de ellos, ya me gustaría a mi que todo me resultara barato ¡en cualquier parte del mundo!

Y con respecto a lo otro, también es tal como decís, nada que ver lo que pasa allá con los reconocimientos que logramos en la ciudad.

En el interior hay costumbres mucho más difíciles de "desarraigar".

besos.

La candorosa dijo...

Mi imagino meta y meta repetir el saludo hasta que se me responda el saludo!!! A mi no me ignores, porque te revoleo un chancletazo, caramba!!

Hermosas fotos y una triste realidad la de las "invisibles"...

Besotes!

Milenius dijo...

Mire, Candorosa: le juro que en un momento me rayé mal, y le dije a R. "son todos unos maleducados". Riéndose un poco, me contestó que en Buenos Aires a las mujeres nos miran demasiado, y haciendo excesivo foco en ciertas zonas del cuerpo (usted me entiende), y que un poco de equilibrio no venía nada mal...
Y varias veces repetí el saludo. No hubo caso, la mayoría de las veces, ni pío.

¡Besos, doña!

Anónimo dijo...

capaz no tenga nada que ver con el porque la mujer es invisible, como decis, en el norte. Pero me hizo acordar a que en algunas culturas, cuando la sociedad deja de ver voluntariamente a alguien es porque lo considera muerto y esa persona, sin el reconocimiento de los demás se aleja y se deja morir, porque sabe que ya no existe. Nada que ver con lo que vos comentás, pero me hizo acordar a eso.
Me fui de mambo!!!!
un beso

Milenius dijo...

Hola, Ana: no sé si no tiene nada que ver. Por ahí es llevar las cosas a un extremo, ¿no? Pero sin dudas, hacer invisible a alguien es "matarlo" un poco, de alguna manera.

Así como se hace invisible a alguien, se hace invisible también todo el trabajo que ese alguien efectúa...

No sé si te fuiste de mambo.
El trabajo de las mujeres (en el norte, el sur, el este y el oeste) suele ser bastante invisible. El trabajo en el hogar, al menos.

Para pensarlo.

Un beso.

Eva Magallanes dijo...

Por mucha bella montaña que haya por allá ni c........ voy a Jujuy. Más que suficientes los abusos y la discriminacion que las mujeres han sufrido por siglos... la violencia, las muertes, los salarios más bajos, el tremendo peso físico y emocional de llevar un hogar y etc. etc. etc.
Y más encima ir a un lugar donde ni siquiera te saluden ¡no!... terminaría acriminándome o quemada en una pira en la plaza de Jujui.

Un saludo cordial, volveré por aquí!

Milenius dijo...

Hola, Eva: antes que nada, bienvenida por aquí cuando quieras.

Creo que hay que diferenciar un poco: el paisaje es bellísimo, y pienso que uno se merece conocerlo, es una pena perdérselo.
Por otra parte, creo que muchas veces en las grandes ciudades soportamos cosas peores que estas que yo señalé: hay gente que no saluda a nadie, sin hacer distinción alguna de que quien salude sea varón o mujer.
Hay características culturales distintas en los distintos pueblos, y el hecho de que algunas sean difíciles de "digerir" para algunos no las hace menos respetables.
Las mujeres, dentro y fuera de Jujuy, sufrimos abusos y discriminación de los que, justamente por estar inmersas en una cultura determinada, a veces, ni siquiera nos damos cuenta.
Una vez leí que una mujer musulmana respondió a las críticas que suelen hacerle a su cultura (por la forma en que en ella se trata a las mujeres) diciendo "por lo menos no tengo que andar medio desnuda, exponiéndome como si fuera un animal, como sí hacen las mujeres occidentales".
Acá ni tenemos en cuenta que este tipo de cosas es un abuso liso y llano que se hace de las mujeres, y lo aceptamos a diario.

¡Un beso, hasta pronto!